domingo, 22 de septiembre de 2013

EL COMIENZO DE UN SUEÑO



Del cabreo que llevaba encima, tan sólo me costó llegar al bar de Nate unos diez minutos, y eso se sitúa está a diez manzanas de distancia de la agencia. Cuando llegué a la puerta, me sorprendió que estuviera cerrada por fuera, porque los viernes son los días de máxima afluencia de público. Pero, al haber trabajado de camarera durante mucho tiempo en el establecimiento, sabía dónde estaba la puerta trasera del bar, por dónde saqué tantas veces la basura, así que no me preocupó en absoluto que estuviera cerrada. No sabía lo que pasaba, y me inquietó un poco que nadie me hubiera dicho nada, pero estaba decidida a enterarme de lo que se cocía dentro. En realidad, lo único que necesitaba era que me sirvieran una copa para relajarme y olvidarme de ese día de mierda. En esos diez minutos Yun me había hecho diez llamadas perdidas al móvil de la agencia, y otras tantas al mi móvil personal… pero no iba a responderle hasta al día siguiente, bien entrada la mañana, cuando ya hubiera empezado la grabación del anuncio. Tenía que aclarar mis ideas, saber cómo habíamos llegado al punto en el que la violencia física, se había hecho un hueco en nuestra relación. Tenía que aclarar mi mente en cuanto a lo que iba a hacer de ahora en adelante con respecto a él…

Cuando Nate me vio llegar, me dio un beso fuerte en la mejilla, y me pidió que le sirviera copas a unos tíos que me resultaban familiares. Me sonaban de algo, pero estaba demasiado cansada después de un día de trabajo en el infierno para prestarles demasiada atención. Estaban en el reservado de arriba, y, pedían lo que querían por teléfono para que cualquiera de las camareras, fuésemos arriba a ponérselas y a ofrecerles cualquier otra cosa que pidiesen… Yo nunca había querido ofrecerme así a los clientes, y mucho menos hoy, que lo único que necesitaba era escuchar buena música, bailar un poco y desfogarme hasta caer rendida de no poder más. Pero, Nate es Nate, un favor es un favor, y la realidad es que un poco de pasta extra no me vendría nada mal.

El primer pedido que subí, fue significativo. 4 botellas de soju. Las subí de mala gana, puesto que estaba realmente cansada, y lo que quería era irme al hotel. Yo que solamente había venido a hablar con mi amigo Nate, al ver que estaba ocupado, me dispuse a salir por donde había entrado, pero cuando me puse el abrigo y le di un beso a Sandra, una de las chicas de la barra, recibí una llamada del palco de arriba. Me volví hacia arriba y señalé mi abrigo en señal de rebeldía. No quería subir, pero la señal del teléfono sonaba cada vez más urgente… y me dijo una voz seductora…

-Sube. Y colgó.

Me sorprendió que esa voz, que me resultaba tremendamente familiar, no me pidiera que les subiera nada. Subí al reservado, y cuando entré de nuevo, me quedé boquiabierta. Allí estaba él, sentado en un sillón con forma de trono, que le venía que ni pintado, rodeado por unos sofás en los que había bastante gente. A parte de sus 3 bailarines, había bastantes mujeres con ellos, que estaban absortas en sus conversaciones y les acompañaban unos managers y representantes, que estaban pendientes de que el ambiente siguiera en calma y armonía. No entendía nada de lo que hablaba nadie puesto que todos murmuraban sus conversaciones en coreano, pero a mí eso no me importaba, Mi atención se centraba en el hombre del trono. No podía apartar mi mirada de él. No podía creerlo… Rápidamente, reconocí a Rain, el cantante surcoreano que con 3 de sus mejores bailarines, estaba haciendo el tonto como si fueran niños en el recreo de una escuela… Cuando me quedé clavada en la entrada, observándoles, dejaron esa actitud jovial para ponerse serios de nuevo. Me quedé expectante…

Rain, iba vestido con ropa informal, pero la llevaba con una elegancia y una soltura innata en él. Los pantalones vaqueros negros le quedaban super apretados, para marcar un culo y un paquete fuera de lo común; llevaba también unas zapatillas plateadas adidas con unas alitas como si fuera Hermes, el mensajero de los Dioses. Y lo que más me gustó fue que llevaba una camiseta negra como con gotas de lluvia plateadas. Realmente lo que me encantó de esa camiseta es que llevara una raja bien calculada desde el cuello hasta el pecho, para que se remarcara lo sexy de sus pectorales, para que pudiéramos intuirlos.

También me gustó la analogía de las alitas en las zapatillas. Para mí era bastante apropiada porque, desde que fui a verle en directo en concierto en Noche Buena de 2006 al Caesar Palace de las Vegas, siempre me dio la sensación de que volaba encima del escenario. Ese concierto al que fui medio por casualidad, fue uno de los conciertos de los que mejores recuerdos tengo, junto a los conciertos a los que he ido de Michael Jackson. Lo disfruté como una enana, con unos amigos míos coreanos, que me lo habían recomendado, y que estaban disfrutando de lo lindo porque por fin alguien les había traído un cachito de Seúl al desierto de Nevada.

En esa ocasión, cuando vi a Rain por primera vez, hubo una serie de sus rasgos que me llamaron la atención y que me enamoraron: en primer lugar, la mirada profunda, que se hunde en tu alma, y que parece que se instala en el fondo de tu corazón. En segundo lugar, me fijé en esas manos grandes y fuertes, sinónimo de protección. En tercer lugar me cautivaron esos brazos musculosos pero no exagerados que te darían un abrazo en el que podrías ahogarte…

Ahora, cuatro años más tarde, lo tenía delante de mí, y él quería hablar conmigo, pero a mí me costaba mucho articular palabra en su presencia. Me intimidaba ese metro ochenta y cinco centímetros de hombre que irradiaba sexo por todos los lados… Estaba cansada, pero expectante ante lo que estaba viendo repuse…

-¿Queríais algo? Se ha acabado mi turno, así que espero que lo que queráis pueda solucionarse rapidito.

-Eso depende de ti.- repuso con una mirada traviesa- eres tú a quién quiero…

Me dio un ataque de risa, mezcla de histeria e incredulidad… No me podía creer lo que Rain acababa de decirme y me hice la indiferente… cuando hago eso, me da por usar el sarcasmo contra quién sea, pero cometí un error que me delató…

-Mhhhhh… No puedo esperar a ver mañana en internet los titulares en allkpop… “RAIN Y LA CAMARERA DESCONOCIDA ¿QUIEN SERÁ? ¿CÓMO HA PODIDO CAER TAN BAJO?…” menudo show que te montarán… ¿De verdad que quieres eso? ¿De verdad lo necesitas?...

Rain me dedicó una de sus sonrisas que desmontarían a cualquiera y me dijo:

-Sé que o eres una camarera… llevo viniendo aquí toda la semana y es la primera vez que te veo… y me gusta lo que veo…

-¿Y qué ves? Le pregunté visiblemente emocionada…

-Veo a una mujer fuerte, hermosa, a la que me gustaría conocer más en profundidad…

Esta última frase, me la dijo acercándose a mí, susurrándomela al oído… la verdad es que me subió el ánimo, pero me contuve de decirle cualquier pavada que se me estaba ocurriendo en ese momento por miedo de parecer una fan más… Intenté seguir con el juego e la indiferencia, intentando seguir la conversación, pero no podía mirarle a la cara puesto que yo misma notaba que se me estaban subiendo los colores y no quería parecer vulnerable. Así que seguí preguntándole, mirando al suelo y jugando con el doble de mi vestido…

-¿Así tan de repente? ¿Acabas de verme por primera vez en tu vida y quieres conocerme?

-¿Qué se necesita para interesarse por una mujer?

De repente, Nate abrió la puerta, y empezó a hablar con Rain en Coreano. Todo estaba preparado para el mini showcase con el que nos iban a deleitar esa noche y de repente los cuatro se pusieron en marcha, sonriéndome. Como estaba estorbándoles el paso, Rain me cogió por la cintura, y al tiempo que me besó dulcemente los labios, me apartó y me dijo…

-Tengo que bajar a cantar un rato… prométeme que me esperarás… por favor… Hoy cantaré y bailaré especialmente para ti, y me guiñó un ojo.

-Claro que sí -repuse sonriendo- … Bajaré a disfrutar del espectáculo y después volveré a subir y te esperaré.

Les vi salir del reservado y perderse en una suerte de bruma, como si se tratara de un sueño... del que salí de repente cuando una voz familiar, me chillaba desde abajo:

-¡Myriam baja que te vas a perder la primera canción!

Se trataba de Alma, una chica Mexicana con la que me fui a ver a Rain al Caesar Palace, que también trabaja de camarera esa noche en una de las barras de bar.

Desde entonces nos habíamos hecho inseparables, y estábamos preparando un viaje a Korea, ya no solo para ver a Rain en concierto, para ver un espectáculo en condiciones ya que Rain no se da en otros sitios como en Korea, sino para impregnarnos de la cultura Koreana que tanto nos gusta... ¡Me moría por comer kim-chi casero y beber soju como dios manda!

Me hubiera encantado quedarme en la primera fila, para contemplar a Rain de cerca, pero ya que mi amiga estaba trabajando en la barra me quedé para ayudarla... Con los primeros pasos de Rainism, se nos fueron los pies a ambas. Somos tan fans que nos sabemos las coreografías antes de que se hayan visto en cualquier actuación en directo, ya que nos habíamos aprendido los rainy days correspondientes a los ensayos de memoria y habíamos hecho la tarea.

Lo que nunca se nos pasó por la cabeza, es que Rain improvisara algo durante su actuación. Y lo que hizo al vernos tan emocionadas, bailando, fue lo siguiente. Una vez que nos localizaron detrás de la barra, tanto él como sus bailarines cruzaron la sala mientras bailaban la coreografía para alcanzarnos en la barra dónde estábamos para bailar con nosotras el final de la canción... eso les costó lo suyo porque los asistentes estaban desbocados ante tanta energía. Cuando hubo que hacer la parte del magic stick, parte ya censurada, me cogió de la cintura, me sonrió y nos pusimos a bailar el final de la coreografía... nos mirábamos de reojo, y teníamos cada uno una media sonrisa, se supone que éramos chic@s mal@s... Nunca le había visto a Rain ese brillo en los ojos... al principio pensé que era por cantar y bailar pero en cuanto acabó la canción me dio un fuerte abrazo y un beso en los labios. Me quedé embobada, y solo salí de ese estado cuando Alma me dio un fuerte abrazo, visiblemente emocionada.

Pensé que ahí había acabado todo, pero después del show, Nate cerró el bar para que nos pudiéramos quedar la mayor parte de la noche bailando, bien pegados. Desde el principio, sentí su mano, grande y fuerte, recorriendo mi espalda. Rain estaba buscando, con gran urgencia la manera de quitarme la camisa allí mismo, en medio de toda esa gente… Cuando su mano entró en contacto con mi espalda desnuda, me perdí en un mar de sensaciones, difíciles de contener. Me limité a cerrar los ojos y a morderme el labio, para  reprimir el gemido de emoción que quería soltar allí en medio de todos esos desconocidos. Quería parecer indiferente cuando no lo estaba. Su cercanía me afectaba terriblemente. Estaba rendida ante él… Sin embargo él, estaba muy cómodo en esa situación, jugando conmigo. Con cada una de sus caricias, y cada una vez que me acercaba más a él, me volvía más loca. Sus caricias tenían una intención muy clara: que me centrara en él y en mis ganas locas de besarle.

Al final, Rain que me había cogido entre sus brazos, y me había apretado contra su pecho... me susurró al oído, antes de mordérmela:

-Te juro que esta pasión durará para siempre.

Me encantaba esa sensación, el calor que desprendía, esa energía que emanaba de él... y entonces, yo me limité a sonreírle y me puse de puntillas para besarle... como soy pequeñita y vio que llegaba con dificultad, me cogió de las caderas para que me impulsara y llegara con más comodidad... La verdad es que podría haberme muerto en ese momento de gusto, pues estaba enganchada en las caderas del hombre más increíble del mundo. A él no parecía costarle ningún esfuerzo, y así me era mucho más cómodo acariciarle, besarle tocarle… Estuvimos un buen rato conociéndonos, flitreando, besándonos en los labios, en el cuello... cuando Rain llegó a mis senos... de repente... noté que tenía cierta urgencia por subir al reservado. Y eso, porque no decirlo, me halagó y me gustó puesto que yo estaba totalmente receptiva. Para subir las escaleras más cómodamente, me bajo de esta postura en la que estábamos y en la que estaba tan cómoda. Estaba un poco decepcionada y al tiempo que metí un par de dedos en la hebilla de su pantalón vaquero, le pegue un pellizco en el moflete derecho de su tremendo culo,  y al tiempo que le mordía el labio inferior le dije:

-Espera a que lleguemos arriba...

Las escaleras se me estaban haciendo interminables, lo mismo que a él… no paraba de mirarle de reojo, con una mirada traviesa… el estaba tan impaciente que me apretaba la mano todo lo que podía para sentirme cerca. Tanto fue así que al final los dos cedimos a nuestros instintos, en mitad de las escaleras, no pudiendo contenernos por más tiempo... éramos dos cuerpos ardientes, con hambre uno del otro. Teníamos demasiadas ganas de encontrarnos. Aunque yo intenté actuar como si estuviera calmada, Rain, no pudo contenerse. Se sentó en uno de los escalones, y me acomodó en sus grandes y fuertes piernas. La idea de que cualquiera pudiera vernos en cualquier momento, al principio me cortó un poco, pero en una fracción de segundo, cuando noté que Rain me estaba buscando desesperado, me dejé llevar por el momento, sin pensar en el mañana, porque desde hace mucho tiempo que no me sentía tan viva y tan feliz.

En un primer momento Rain besó mis labios, en busca de consentimiento. Cuando lo encontró, cuando encontró mi boca y con el simple roce de su lengua con la mía, sentí que ya no era solo él el que tenía una urgencia por estar conmigo sino que yo también tenía una urgencia por estar con él.

Mi cuerpo reaccionó a sus caricias, a esos besos que me excitaban y me gustaban cada vez más, a ese hombre, que tantas veces había visto en videos, en actuaciones; que tantas veces me había emocionado con sus canciones, pero que nunca antes había experimentado de una forma tan íntima…    
Seguimos en el escalón, y Rain apoyó mi espalda con cuidado en un cachito de pared. Mientras me miraba fijamente a los ojos mientras me sonreía, me tenía sujetas las muñecas con fuerza por encima de la cabeza. Estaba a su merced, y en cierto modo eso me daba miedo por lo que podría pasar… en algunas ocasiones ya me había encontrado en esa situación y los resultados no han sido muy  halagüeños, pero decidí no pensar en lo negativo antes de que pasara, porque si era cierto que había algo de incertidumbre, de momento, me lo estaba pasando muy bien.

Sentí como poco a poco se me acercó Rain, y como me volvió a besar con gran pasión y ternura, y acto seguido, me lamió el cuello. Acto seguido, se detuvo a jugar con mi oreja, algo que siempre me ha vuelto loca, y en este caso no fue una excepción. Bajó por mi cuerpo con pasión, con cierta prisa por llegar a los pechos, y cuando se encontró con ellos, tuvo el problema de la ropa interior, que seguía puesta. Y como también tenía yo ganas de que siguiera, le susurré…

-¡Arranca todo lo que te moleste!

Parece que era eso lo que Rain estaba esperando oír puesto que me arrancó el sujetador en milésimas de segundo. Me acarició suavemente los pechos, me lamió los pezones, tan suavemente, con tanto tacto, que me da la sensación de que los está saboreando… yo creo que me voy a morir de placer. Arqueo mi espalda, y suelto un gemido de placer, que al parecer a Rain le gusta porque me dedica una sonrisa al tiempo que me vuelve a besar en la boca…

A los pocos segundos, Rain sigue bajándome el vestido hasta besarme en la tripa. Cuando siento que la palma de su mano recorrer poco a poco mi vientre no puedo más que suspirar, presa de un torbellino de emociones que me embargan y me embriagan.

De repente, Rain me suelta las manos, y eso me permite recuperar mi libertad de movimientos. Es hora de hacer de las mías pienso yo… y me dispongo a arrancarle la camiseta. Acto seguido, le quito la hebilla del cinturón… y veo unos calzoncillos Calvin Klein de lo más atrevidos… el me guiña un ojo y me dice:

-¿Subimos? Y asentí con una sonrisa picara al tiempo que nos pusimos a correr como niños.

Al entrar al reservado, me di cuenta de que Nate, no había perdido el tiempo durante el par de horas que había estado con Rain… había acondicionado el lugar para las grandes ocasiones… velitas, frutas, fuente de chocolate… el sofá cómodo, el soju… Y yo que estaba en compañía del hombre más impresionante de la faz de la tierra: Rain. Yo podría haberme muerto en aquél escenario tan romántico. Me acerqué a la a la ventana del reservado para intentar ver a Nate, para poder darle las gracias, y noté que Rain me abrazaba por la espalda con sus fuertes brazos, sin ninguna concesión.

-Bésame, haz conmigo lo que quieras me pidió con urgencia, mientras se sumía en la fragancia de mi pelo.

Me di la vuelta para encontrarme con esos ojos que me habían cautivado tantas veces.  En su mirada había ya no solo urgencia sino casi desesperación, como si dudara de que fuera a corresponderle…

Me deshice de su abrazo y le tiré al sofá… me fui acercando poco a poco, con decisión. Estaba totalmente revolucionada por estar tan cerca de él, su aroma me atrapó. Pero también hubo otra fragancia que me encantó, la del chocolate. Me acerqué a la fuente de chocolate, y al comprobar que era demasiado pesada para llevarla hasta el sofá, me fue más fácil empujar el diván donde estaba echado Rain hasta la fuente que al revés.

Cuando me acerqué despacio hasta él, me di cuenta de que estaba medio dormido.  Aproveché ese momento para acercarme para contemplarle. Nunca le había tenido tan cerca como ahora, y le observé detenidamente, despacio, recorriendo poco a poco cada parte de su anatomía, deteniéndome esencialmente en sus ojos dormidos y en sus labios carnosos, que me volvían loca. Por un instante, estuve a punto de besarle, pero mi boca se detuvo justo en la comisura de sus labios, sorprendida por mi propia osadía. Nunca me había comportado así, pero estaba atrapada por su aliento en mi mejilla y por la cadencia de su respiración.

Intenté alejarme de su cuerpo tendido en el sofá y pensar en otras partes de su cuerpo para disuadirme de aquella idea loca de besarle. Me fijé por ejemplo su torso desnudo, en sus hombros bien formados y en sus fuertes brazos, pero su cara y su boca me hipnotizaban. Me llamaban irremediablemente a hacer una locura.

Le contemplé sin prisas, recreándome en cada detalle, y casi sin darme cuenta, y presa de un impulso incontrolable, le acaricié con la yema de mis dedos llenos de chocolate sus labios. En ese preciso instante, Rain, abrió despacio los ojos, me cogió con su mano mis dedos que aún continuaban sobre sus labios, y me los chupó despacio, acariciándolos con su lengua. Mi instinto fue retirar la mano, como si fuera una niña a la que han pillado haciendo algo inapropiado, pero Rain me lo impidió, atrayéndome hacia él… ya solo unos pocos centímetros nos separaban. Fue un momento de excitación completa que intenté disimular sin éxito. Mientras nos miramos fijamente a los ojos, noté que nuestros latidos del corazón empezaron a acelerarse, y que me miró con una inmensa ternura. Me pidió permiso para seguir, pero no esperó a que se lo diera. Nos perdimos el uno en el otro. Nos tomamos nuestro tiempo en encontrarnos, a veces rápido, a veces despacio. Saboreamos cada poro de nuestra piel, sumergiéndonos en un mar profundo de deseo. Después de un rato jugando a amarnos, exhaustos, extendió la mano sobre mi espalda y me escribió con su dedo índice, lleno de chocolate “tuyo siempre JIHOON”.

Me dedicó una sonrisa tan grande y tan sincera, que creí estar muerta. No sabía si estaba despierta o estaba soñando. Estaba abrazada a Rain, y no podía más que sonreír… Era la primera vez en mucho tiempo que me sentía tan feliz. De repente, le miré directamente a los ojos y le pregunté: - JiHoon, ¿Qué es lo que te ha hecho escogerme a mí de entre todas las mujeres de esta discoteca?

El me susurró al oído: -creo que eres mi Miss right. Eres sexy, salvaje, pero también eres cálida y tierna rasgos que me gustan en una mujer. También intuyo que eres una mujer divertida y que me cuidarás mucho cuando te lleve a Seúl…

No daba crédito a lo que estaba oyendo… me incorporé sobresaltada, pensando que era una broma. Y repuse nerviosa:

– Espera, espera… ¿Quieres llevarme a Seúl? ¿Para vivir contigo? ¿No crees que esto sea un poco precipitado?

-Quizá –repuso Rain-, pero la vida es demasiado corta para dejarla escapar. Y la quiero vivir a tu lado.

Me quedé ensimismada en mis pensamientos. Era una cantidad de información demasiado extensa para procesarla toda al mismo tiempo. ¿Rain quería llevarme a Seúl para que viviera con él? Era algo demasiado bonito para ser cierto... Yo nunca había tenido tanta suerte, así que estaba esperando despertarme del sueño... Pero... nada más lejos de eso… Rain me acarició el cuello con la mano llena de chocolate y empezó a lamérmelo muy despacio, de una manera muy sensual y cuando llegó a mi oreja me susurró al oído:

- ¿Por qué resistirte a algo así si te lo ofrecería todos los días?

No sabía si confiar en mis sentimientos que me aconsejaban que me abandonara a lo que estaba viviendo en aquél momento sin importar las consecuencias o si tenía que seguir a la razón que me decía que me parara en seco, que algo no iba bien, pero mis instintos ganaron. Respiré hondo y al no querer ser solo la mujer pasiva que se deja hacer en todo momento, le dije a Rain, con una sonrisa traviesa:

-No voy a resistirme, pero yo también tengo cosas que ofrecerte.

Eso pareció captar su atención, y se incorporó también, para seguir estando lo más cerca de mí que pudo. Eso hizo que me estremeciera. 

Acerqué la mano a la fuente para comprobar que el chocolate no estuviera ardiendo. No quería lesionarle, o al menos no así, y mientras nos besamos de nuevo, de forma totalmente apasionada y desenfrenada, dejando a un lado la cordura y poniendo en relieve nuevamente los sentidos, le planté las manos llenas de chocolate en pleno pecho. El se sorprendió al principio, pero rápidamente comprendió, que él también podía jugar. Pero le dije…

-Todo lo que manchemos, tendremos que limpiarlo.

Empecé a lamerle el pecho firme y marcado. Me encantó perderme en ese cuerpo tan perfecto, untado en chocolate. Despacio, poco a poco, saboreando cada momento. Pero Rain se defendía como si fuera un niño grande, aunque estuviera riéndose a carcajada limpia. Me dijo:

-¡Para, para! ¡Me rindo, me rindo! Acabas de encontrar mi punto débil…

No me dio tiempo pues más que a catar brevemente ese tremendo cuerpo. Le respondí, como una niña a la que le han quitado un caramelo, incorporándome en el sofá:

-Mhhhh… es una pena desperdiciar todo este chocolate…. Le miré con ojos golosos, y chupándome y saboreando el dedo que había pasado por sus abdominales que me volvían completamente loca.

En ese momento, Rain contraatacó, y me pringó toda entera con sus manos llenas de chocolate, y me dijo al tiempo que me lamía la oreja llena de chocolate:

-¡Te  engañé! ¡Me encanta el chocolate!

Y me cogió entre sus brazos, y me besó muy fuerte. Al hacer eso, acabó toda mi piel teñida del marrón del chocolate. Rain me miró con una chispa deseo, me tendió entre los cojines de los sofás que había dispuesto en el suelo para estuviéramos más cómodos. Introdujo su lengua en mi ombligo y creí que iba a morir de placer. Poco a poco cual felino acechando a su presa, se me acercó, poniéndose encima de mí y me fue lamiendo todo el cuerpo con gran pasión. Se detenía en lugares de mi cuerpo a lo que yo no les había prestado atención en mucho tiempo. ¡¡ Me morí de risa cuando besó la axila derecha!! El volvía a tener el control, pero a mí me daba igual, estaba con Rain y eso era lo que me importaba. 

Como estábamos los dos a medio vestir, nos quitamos la ropa con tantas ganas y con tanta urgencia que se me rompió el vestido que llevaba. No pudo importarme menos… eso me demostró, que Rain tiene urgencia por poseerme, y eso no podía ponerme más feliz. Antes de pasar al ataque, me acarició los muslos, sin prisas… ahora estaba jugando conmigo para ponerme a cien, y lo consiguió de sobras… Si antes era él el que necesitaba de mí ahora soy yo la que le necesitaba a él.

Después de habernos deshecho de la ropa, estamos los dos jugueteando a tocarnos encima de los cojines. Rain observa mi cuerpo desnudo, y me susurra al tiempo que me sonríe “¿Podrá ser mío para siempre?” Yo, me acerco a su torso desnudo. Fuerte. Musculoso. Extiendo mi mano para acariciarlo y le respondo “Siempre lo ha sido”.

Rain me contempló con una de esas miradas llenas de pasión y se puso encima de mí, despacio para no hacerme daño, y me rozó para que deliberadamente gimiera de placer. Si lo consiguió con esa caricia, cuando me penetró, fue la sensación más maravillosa que había vivido nunca, que desencadenó un torrente de deseo, sentimientos, caricias, sensaciones maravillosas, que había olvidado desde hacía mucho tiempo… poco a poco el placer se iba haciendo más y más intenso, llegando al climax, ese momento increíble en el que dos personas se hacen una. Fue increíble, nunca me había sentido así de bien.

Poco a poco, Rain se aparta de mí, pero aun me tiene envuelta en su fuerte abrazo. Ni él quiere soltarme ni yo quiero que me suelte. Aun sentimos el calor que desprenden nuestros cuerpos, estos sentimientos que nos hacen estar vivos, expectantes, queriendo más. Rain se estremece al sentirme tan cerca, incapaz de reprimir ese sentimiento que aun le ahoga por completo. Estamos tan cerca que nuestras miradas se confunden, sintiendo la tibieza de nuestros alientos en el rostro. Así como otras veces estaría presa del pánico, queriendo salir de ahí, en este caso estoy tranquila, prisionera de su mirada.

Vuelve a buscar mi cuerpo desnudo, suave, caliente. Lo acaricia, incapaz de contenerse; con tanta delicadeza, que casi no noto su caricia. Poco a poco su deseo y su urgencia se hacen mayor. Me besa y me acaricia con tal pasión, que noto con claridad que quiere poseerme de nuevo. Y me muero de ganas de que lo haga.

Pero noto un atisbo de indecisión por su parte, que me hace tomar la iniciativa. Busco un refugio en sus brazos, para sentirme a salvo de cualquier cosa. Y Rain, me deja recostarme sobre él, sin molestarme; facilitando que nuestro abrazo sea más intimo. Rain me corresponde al abrazo estrechándome entre sus fuertes brazos, mientras que un estremecimiento recorre nuestros cuerpos. Le bese dulcemente en los labios, y en ese momento me fundí en la sonrisa más bella del mundo: la de Rain, que me preguntó, susurrándome al oído:

- ¿Me dejas que te ame de nuevo?

Y yo, que no puedo más que estremecerme oyéndole articular esas palabras, cerré los ojos como respuesta, me mordí el labio y le respondí:

- Sí.

Me besó de nuevo, despacio, humedeciendo sus labios con la lengua, entrando poco a poco en mi boca, abriéndose camino, mientras me aprisionaba entre sus brazos cada vez con más urgencia. Deslizó la mano hacia mi cuello, que acariciaba y besaba al mismo tiempo. Me besó junto a la oreja.

Mis pensamientos están otra vez en contradicción…si no para rápido, perderé la razón, si para me moriré…  Y otra vez… los instintos le ganaron a la razón y solo gemí de placer.  

A Rain ya no le queda ningún atisbo de las dudas que tenía hace un rato. Siento que su cuerpo caliente y fuerte, busca su sitio moviéndose despacio, sin ninguna brusquedad. Me besa en la boca, sin ningún rastro de pudor o vergüenza, esperando una respuesta que no tardo en dársela. Así pues, otro gemido se escapa de mis labios sin que me dé cuenta. Rain responde a mi deseo con su deseo que es aún mayor. Ya no puede ni contenerse, ni poner freno a su urgencia.

Después de besarme los pechos, juguetear con mis pezones, yo ya no soy dueña de mi misma. Quiero que Rain esté dentro de mí lo antes posible y arqueo mi cuerpo invitándole a poseerme incapaz de resistirme más. Rain baja hasta mi vientre y mis caderas que vuelve a inundar de besos y caricias. Yo, que deseo que me posea, me conformo momentáneamente con las caricias que recibo que hacen estremecerme. Sigue bajando hasta la entrepierna, lamiéndola suavemente con la lengua, y nota que la tengo húmeda, caliente y deseosa.

Satisfecho, Rain acerca mi clítoris hasta su boca. Succiona mi sexo hasta que consigue arrancarme un gemido y otro… hasta que me ve rendida por completo y se decide por fin a penetrarme de nuevo. Si la primera vez fue especial, esta vez fue mágica puesto que siento que un calor emerge de lo más profundo de mis entrañas cuando Rain introduce su miembro dentro de mí con una pasión que nos desborda a ambos.

Me penetra y me hace gemir una y otra vez, no pudiéndome contener. Me muevo a su ritmo, mientras que siento que vibramos juntos, sumergidos en una pasión que parece no tener fin.

Me aferro a su cuerpo perfecto, cubierto ahora de sudor. Él parece detenerse un instante para mirarme a los ojos. Yo le devuelvo la mirada, mientras distingo la pasión y el deseo en su mirada.

Rain no puede evitar reprimir un gemido en la garganta. Sin dejar de mirarme, vuelve a su ritmo, ahora con más fuerza y excitación. Yo me estremezco cuando siente como el orgasmo los inunda a ambos, y voy a dar un gemido cuando Rain me cubre la boca con un apasionado beso.

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No sé cuánto tiempo me había quedado dormida, pero cuando me levanté me percaté de que ya no estaba en el palco vip del bar de Nate. Tampoco estaba en la habitación de mi hotel, estaba en una habitación mucho mejor, en otro hotel… Me despertó el ruido de unas cacerolas, sartenes y de alguien canturreando y silbando… parecía feliz… Entré en la cocina y me encontré a Rain preparándome el desayuno… ¿Hasta cuándo seguiría la broma?, pensé cansada, pero feliz… y llegué sigilosamente por detrás suyo y le di un beso en la espalda. Se volvió, y me besó en los labios mientras me sonreía y diciéndome: 

-No se aún lo que desayunas, así que he preparado un montón de cosas para los dos… y me guiñó un ojo al tiempo que introducía una fresa en mi boca y la mordía al darme un beso.  

La verdad es que me encantó que hubiera pensado en el desayuno, pues estaba hambrienta. No había comido desde la noche anterior, pero con tantos nervios y tanta anticipación, apenas si pude probar bocado, cosa que me fastidió bastante, puesto que tenía todo una pinta buenísima…

Cuando me senté en una butaca situada en un lado de la encimera, me di cuenta de refilón de que Rain ya había preparado la maleta. No pude más que entristecerme. Hasta se me escapó una lágrima del ojo derecho, que Rain me enjuagó con su dedo pulgar, con mucha delicadeza. Se sentó a mi lado, y me dijo al tiempo que me tomaba las manos:

-¿Vas a acompañarme a Seúl? Me harías muy feliz si lo hicieras. Vamos Myriam… ¿qué es lo que te retiene aquí como si fueras una criminal aprisionada en una cárcel? ¿Acaso no te lo pasaste bien ayer? Dime… ¿Qué es lo que he hecho mal?

-Me encantaría irme contigo ahora mismo, pero no ni el pasaporte en regla, ni el visado para entrar el Seúl… Esta noche ha sido la mejor que he pasado en años, me he sentido amada, me he sentido mimada, pero… Aunque no haya nada más que un trabajo de mierda que me ate aquí… tengo que acabarlo.

-¿No te referirás por casualidad a que trabajas con Yun para la Agencia verdad?, repuso Rain con cierta intriga.

-Sí, repuse yo, extrañada porque se conocieran.

-Si es por Yun no te preocupes, es un poco inmaduro pero sabe arreglárselas solo. ¡Por cierto! Ya ha acabado de rodar su anuncio y se ha largado… Le conozco y me ha pedido que te de tu cheque correspondiente, oficialmente ya no le debes nada… También me ha dado tu pasaporte, y el visado con el que te ibas a ir a Seúl con él en un par de días… Así que no hay problemas administrativos. Así que te lo preguntaré una vez más….

¿ME ACOMPAÑARÁS A SEÚL?

Estaba estupefacta. No podía articular el “si” que me quemaba en la garganta… tardé unos segundos, ahogándome en mis llantos: -Sí ¡claro que sí! Le besé con todas mis fuerzas…

Acto seguido, ya más relajada, pude comerme todo lo que me había puesto de desayuno… estaba riquísimo. Nos quedamos encerrados en la habitación del hotel prácticamente hasta que tuvimos que marchar, comiendo, bebiendo y conociendo nuestros cuerpos. Para mí, este fin de semana fue, el principio del sueño. 



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